lunes, 12 de agosto de 2019

"Papagayo de Agua": Cine Comunitario hecho en Venezuela



El Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC), a través de su Laboratorio del Cine y el Audiovisual de Venezuela “Rodolfo Santana”, y desde la Coordinación de Investigación Cinematográfica y Audiovisual, quiere impulsar el cine comunitario y el cine hecho desde la regiones, con una línea de investigación centrada en esta temática del Cine Comunitario en Venezuela, y resaltar el aporte pedagógico que tiene el audiovisual por su cualidad creadora y transformadora para trabajar conjuntamente con las comunidades en procesos claves de construcción y organización social. Es por esta razón que de forma transversal al Programa Aprendiendo con el Cine de la Coordinación de Formación Cinematográfica y Audiovisual, se crea la línea de investigación: El Audiovisual como recurso pedagógico en el marco de la cultura de paz, que tendrá como objetivo principal, analizar el impacto social de los audiovisuales dentro de las distintas comunidades y regiones del país.

En el marco del desarrollo de las principales líneas de acción y actividades de estos programas cinematográficos que actualmente impulsa y desarrolla el CNAC, se realizaran este mes de agosto, varios cine foros en las comunidades y regiones del país, con la proyección del cortometraje Papagayo de Agua y otros audiovisuales comunitarios con la finalidad de promover el cine hecho en el barrio.

Carlos, un niño en sillas de ruedas, con diversidad funcional física, conoce a la niña Mariú, con la que pronto establece una bella amistad. Mariú, junto con los otros niños y niñas vecinos del barrio, muestran su solidaridad con Carlitos, ayudándole a volar papagayo. Esta es la sinopsis de Papagayo de Agua de Noel Velásquez, un cortometraje totalmente filmado en el barrio San Andrés sector Cañicito de la parroquia El Valle. Sus protagonistas son actores y actrices que viven en esa comunidad y que pertenecen a la Cooperativa Cultural Valle Vivo Producciones, dicho colectivo cumple ya con 16 años haciendo cine comunitario, con producciones audiovisuales de ficción realizadas por vecinos y vecinas de este barrio de la ciudad de Caracas. 


 

jueves, 21 de febrero de 2019



Es  gracias a la lucha de las feministas, que hoy día, en distintos países del mundo, se llevan a cabo políticas públicas y se cuenta con marcos jurídicos que defienden los derechos de las mujeres, como su derecho a una vida independiente y libre de violencia.

jueves, 14 de febrero de 2019

¡Tu muñeca no soy yo!

En estos tiempos que corren, ser seres humanos y humanas, no está nada fácil, vivimos en una sociedad que nos convierte a las personas en mercancías, en objetos de uso y desuso, como si fuéramos productos de consumo que se compran, se consumen y se desechan. Y sobre todo a las mujeres, estas relaciones de poder que se establecen entre los sujetos y sujetas sociales, nos han convertido casi que en muñecas y maniquíes vivientes que decoramos las vidas de quienes se creen nuestros amos o dueños. Y es que estas creencias culturales y sociales se establecen desde el momento en que nacemos y nuestra cultura y sociedad ya nos asigna unos valores, unas expectativas, roles y conductas que nos tocará cumplir según el sexo con que hayamos nacido. Así se espera que la niña sea o tenga un comportamiento dulce, tierno, delicado, que sea sumisa, quieta, tranquila y atenta con los asuntos del hogar y cuidados de sus miembros. Por el contrario se esperará que el niño sea inquieto, activo, que explore el mundo y hasta que invada o abuse de los demás, porque ese es su deber ser, porque está en su naturaleza. En realidad en este tipo de educación diferenciada, se le otorga y da más permisos al niño de que actúe según su propio criterio, según sus propias sensaciones y pensamientos, sin tomar en cuenta ni en consideración la del resto de las personas diferentes a él. En contraposición, a las niñas se les reprime y se ejerce más control sobre su comportamiento. Por eso es muy común escuchar que las adolescentes son mucho más maduras, que los adolescentes, y, con lógica y razón, si tomamos en cuenta que la sociedad les exige más responsabilidades a las niñas, sobre todo en su relación hacia los demás. La conducta social y familiar de las niñas, es más vigilada y supervisada que la conducta de los varones a quienes se les otorga más libertad, tanto en la casa como en la calle. Mientras esta falta de responsabilidades en la educación de los varones se traduce en un comportamiento irresponsable, egocéntrico y machista hacia los demás, las niñas y por ende las mujeres, se acostumbran a sacrificarse, a autoanularse, quedando en muchos casos invisibilizadas, oprimidas y explotadas, tanto por sus familias como por el resto de la sociedad.

La primera responsabilidad que tenemos las mujeres en este mundo androcéntrico y patriarcal, es aprender a ser responsables con nosotras mismas, porque esta explotación e invisibilización que sufrimos las mujeres en esta sociedad capitalista de tradición machista, ha hecho que la mujer se olvide de sí misma, y de su propia voluntad, dejándose manipular, utilizar y explotar por los otros. Porque se le ha hecho creer consciente e inconscientemente que ella está aquí en esta vida y en este mundo para complacer y hacer feliz a los otros, aunque este mandato le cueste su propio placer y felicidad y hasta su propia vida. Por eso el primer mandato que debemos cumplir las mujeres, es conocernos a nosotras mismas, porque hasta esto, tan fundamental en los seres humanos y humanas, en todas las personas para su autoestima y autorespeto, nos lo ha negado esta cultura y sociedad machista donde vivimos. Así que para emanciparnos y que las mujeres nos empoderemos, tenemos el deber y la obligación de conocernos, amarnos y respetarnos primero a nosotras mismas.

Por eso tu muñeca no soy yo, ni puedo ser la mujer de tu vida porque ya soy la mujer de la mía.

miércoles, 6 de febrero de 2019

Ixchel



La diosa maya Ixchel, que representa y simboliza a la luna, también es la diosa protectora de la maternidad y los partos, como la diosa orisha Yemayá, que al igual que la otrora diosa madre sumeria Mammu, son diosas simbolizadas y representadas por el mar y la tierra, y son las madres y creadoras del mundo y del universo. Ellas existían desde el principio. Son las protectoras de la maternidad, y protegen y gobiernan no sólo la vida del útero físico, sino también la vida y la energía del útero etéreo, del útero celestial, creador de todo lo que da sentido y existencia a las cosas.